Opinion
Por Diego Martín Castaño, relator de Deporte al Día.
17 de mayo de 2021 15:05:00
Los jugadores de Santamarina se cambian en el vestuario, tras el empate 2 a 2 en la cancha de San Telmo, en la "famosa" Isla Maciel, mientras caía la tarde de domingo y miles de autos pasan por la Autopista Buenos Aires-La Plata. Allí nos detuvimos, mientras realizábamos la parte final de nuestra transmisión, agradeciendo a dirigentes y prensa por la gran atención dispensada para con nosotros, a la vez que la policía nos pedía apurarnos para salir del estadio junto al micro.
Bajando las escaleras del estadio, observé por última vez esa imagen de la autopista y me pregunté: sabrán cómo se vive acá aquellos miles que vuelven a sus hogares, sabrán qué pasa acá abajo al borde del Riachuelo, en verdad sabrán?, les importará?. El relato final de nuestro trabajo para la radio lo fuimos haciendo dentro del vehículo, detrás del micro que trasladaba a Santamarina, escoltados por tres móviles policiales hasta subir a la Autopista.
En ese trayecto, entre gritos y sirenas observamos a cientos de habitantes, hermanos nuestros que viven de otra manera, relegados de casi todo. Allí fuimos contando, cómo los vecinos veían pasar el micro y a nosotros, estaban en sus casas, arriba de los techos, en las calles, caminaban, otros corrían. Los miré a los ojos a algunos que tuve cerca, reflejaban en sus ojos: bronca, tristeza y resignación. Angustia de familias que les duele las soluciones alternativas y pasajeras para convivir y soportar la indiferencia histórica.
Subimos a la autopista y regresamos tranquilos a nuestra vida diaria, pero nos queda dando vuelta, ese país, nuestro país. Se puede pensar de una u otra manera, pero cuando se palpa desde adentro, cuando ves y observas desde el mismo lugar, que tan cerca se viva tan diferente, nos pasa algo, te duele mucho. El fútbol y nuestro trabajo también nos sirven para apreciar lo que nos pasa, cómo vivimos y hacernos un lugar para seguir reclamando siempre por un país más justo para todos.
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