Formula 1
Crisis económicas, un país sin carreras de la Máxima y la falta de proyectos y de políticas de Estado para apoyar a los pilotos pican en punta entre los motivos de esta sequía. Por qué el panorama seguirá igual
15 de abril de 2021 11:04:00
Este fin de semana la Fórmula 1 correrá su segunda fecha en el Autódromo Dino y Enzo Ferrari de Imola, donde se disputará el Gran Premio de la Emilia Romagna. En el mismo circuito italiano, el 15 de abril de 2001, Gastón Mazzacane abandonó por fallas en el motor de su Prost. Aquella deserción no fue un dato más ya que empezó a engrosar una dura estadística con 20 años sin pilotos argentinos en la Máxima. Algo extraño para la nación del primer quíntuple campeón mundial, Juan Manuel Fangio. El país que tuvo 22 corredores en la categoría y el sexto con mayor cantidad de representantes detrás de Italia (69), Francia (50), Estados Unidos (31), Alemania (31) y Brasil (29).
"La F1 se acabó para mí, que pase el que sigue", sentenció Carlos Alberto Reutemann el 28 de marzo de 1982 cuando anunció su retiro. El Lole, subcampeón mundial en 1981, pensó que pronto un compatriota lo reemplazaría. Que quizá sus contemporáneos en la Máxima, Ricardo Zunino (1979 a 1981) o Miguel Ángel Guerra (1981) tomarían su legado. Que ellos u otros serían los herederos de sus logros y que en pocos años podrían pelear por victorias. Pero no fue así. Luego solo hubo esfuerzos privados con mucho talento, sacrificio, aunque con escaso apoyo desde el país: Oscar Rubén Larrauri (1988/1989), Norberto Fontana (1997) y Esteban Tuero (1998) y el propio Mazzacane (2000/2001).
1. Crisis económica y país inestable. Los últimos tres corredores que llegaron, Fontana (Sauber), Tuero (Minardi) y Mazzacane (Minardi y Prost), fueron en la década de la paridad cambiaria del peso con el dólar. Una butaca en un equipo chico como Minardi costó unos 4/5 millones de dólares. Con la devaluación de la moneda nacional y la falta de estabilidad del país se complicaron las cosas para los nuestros.
2. Falta de una política de Estado. Los tres que ganaron y terminaron en las dos primeras posiciones en un campeonato de F1 lo hicieron con el apoyo del Estado. Fangio y Froilán González pudieron ir a correr a Europa a fines de los años cuarenta y luego continuaron sus campañas y se afianzaron en sus equipos.
3. No hay proyectos a largo plazo. El ACA tiene la llave, pero después de Reutemann no se embarcó con un proyecto serio a largo plazo. La excepción fue en 2009, cuando se involucró con Pechito López y consiguió reuniones con el Gobierno Nacional, que apoyó con parte del presupuesto. La entidad madre del automovilismo argentino no volvió a armar un programa de desarrollo de pilotos o un plan que permita conseguir el apoyo de empresas privadas y estatales.
4. Sin carreras en la Argentina. Esta es otra clave. Tener una fecha implica volver al mundo de la F1. Genera interés externo e interno. Es un golpe de marketing, donde tener un piloto corriendo en su país puede promover un enorme negocio. El caso de Max Verstappen es un ejemplo: desde su ingreso en la F1 el neerlandés generó una revolución en los Países Bajos, que en 2021 volverá a tener una carrera luego de 36 años.
5. Nuevos mercados. Vinculado al punto anterior, la pérdida de la fecha argentina en 1999 y el ingreso ese año de Malasia ilustró un cambio de época: la salida de sedes clásicas por mercados emergentes con muchos capitales, como se dio luego con China (2004), Singapur (2008), Corea del Sur (2010), India (2011) y hasta el caso de Vietnam, que llegó a tener una fecha confirmada, pero se cayó por sus problemas políticos internos.
6. Talentos sin oportunidades. La Argentina sigue con buena materia prima y el semillero es inagotable. Pero los chicos tienen menos chance de plasmar su talento en Europa y llegar al gran circo. "Tenemos pilotos y la Argentina tiene el material, pero estamos muy lejos por temas económicos", se lamenta Larrauri.
7. Fuerte automovilismo interno. La gran oferta de categorías y la posibilidad de correr casi todos los fines de semana, sumado a las complicaciones económicas de irse al exterior, hace que muchos chicos prefieran quedarse en el país. Por citar dos ejemplos, en 2010 Agustín Canapino con 20 años fue el campeón más joven del TC. Mientras que Matías Rossi (36 años) está a dos títulos de igualar a Juan María Traverso en el Súper TC 2000. Ambos, de haber tenido las posibilidades, podrían haber triunfado en Europa.
8. Falta de categorías de fórmula. Más allá de abundancia del punto previo, hay una carencia de categorías de fórmula, esos autos pura sangre que sirven para hacer escuela. En los años setenta los corredores pudieron graduarse en monopostos corriendo en la Fórmula 4, Fórmula 2 y Fórmula 1, las tres con autos nacionales. "Por toda la escalera que hice en autos de fórmula en el país, cuando me fui al exterior no me costó la adaptación en la F2 Europea", admite Guerra, bicampeón de la F4 y tricampeón en F2.
9. Ausencia que agudiza. Nunca pasó tanto tiempo sin un argentino en F1. La anterior sequía fue de 12 años, entre 1960 y 1972. El 23 de enero de 1982 fue la última vez que un albiceleste sumó puntos y subió al podio, cuando Reutemann fue segundo en Sudáfrica. Pasaron casi 14 años de la última vez que un compatriota probó un auto de F1: en octubre de 2007 Caito Risatti lo hizo con un Toyota como premio a su título de la F3 Española en 2006 y no por tener plata para pagar el test. Hace 23 años que nuestro país no tiene un Gran Premio, cuando el 12 de abril de 1998 Michael Schumacher ganó con una Ferrari.
10. Sin cambios de perspectivas. La tierra de Fangio, la misma que vibró con el Lole Reutemann, deberá seguir esperando para tener un emisario en el gran circo. La Argentina está cada vez más lejos del mundo de la F1 y esta larga ausencia seguirá por muchos años. Duele, pero por todo lo expuesto no hay ninguna señal concreta que invite a ver un horizonte diferente.
Fuente: Infobae Deportes
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